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Un oasis en la altura

La plaza de Cafayate debe ser la más linda del mundo. Bueno, no conozco tantas como para semejante afirmación, pero al menos de las que conozco, puedo decir sin temor a equivocarme que es la más linda.

Si te la describo te va a parecer que no es gran cosa, y tal vez tengas razón: al igual que toda plaza de pueblo, es un cuadrado simétrico, arbolado y con grandes veredas que ocupa toda una manzana, con la iglesia y el palacio municipal enfrente.

Pero si a eso le agregás que en cada cuadra hay varios barcitos con mesas afuera, con mozos sonrientes ávidos por atenderte, que de fondo tiene la precordillera enmarcada en un cielo azul y que es de lo más normal encontrarte algún burro mansito comiendo las moras de los árboles, la cosa va tomando otro color.

Sumale que en esa mañana de primavera estaba sentado en una de esas mesas recién llegado de Tacuil, esperando al resto de mis compañeros de viaje mientras escuchaba una zamba y disfrutaba de un par de empanadas con una cerveza bien fría, entonces si: ahora entendés por qué digo que es la plaza más linda del mundo.

El #MrWinesTour llegaba, una vez más, a Cafayate. Comandada por su líder Fernando Musumeci (Musu), una banda conformada por 16 «cueveros» fanáticos del vino unidos por Vinoteca Mr. Wines (La cueva de Musu) estaba llegando para disfrutar del CoProVi (ver nota) y visitar durante cuatro días un montón de bodegas y productores amigos.

Un espejo de agua en el desierto

Nuestro primer destino: Estancia Los Cardones ubicada en Tolombón, a 15 kilómetros de Cafayate y a 1.700 msnm. La bodega que la familia Saavedra levantó en medio del desierto para que sus socios, el Colo Sejanovich y Jeff Mausbach, elaboraran vinos de gran calidad en los Valles Calchaquíes.

La bodega es una construcción nueva, minimalista, moderna, elegante y totalmente funcional para la elaboración de vinos y recibir al turismo. Está construida de una manera muy particular completamente en piedra laja superpuesta y con amplios ventanales de vidrio templado para aislar el calor del verano.

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Se destaca un amplio y elegante salón para recibir visitantes, con una gran mesa central, confortables sillones y una decoración apoyada en el buen gusto de Belén, la esposa de Fernando Saavedra (h).

Justamente, es él quien nos recibe con una amplia sonrisa. Fernando es un joven empresario muy emprendedor y apasionado por los vinos. Es el responsable por la parte operativa, atiende al turismo, recorre el país y el mundo presentando los vinos y colabora con el equipo del Colo en la vendimia, elaboración y cuidado de los mismos.

Los viñedos

La superficie actualmente plantada es de 26 hectáreas distribuidas entre un 80% Malbec y el 20% restante Garnacha, Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Petit Verdot y Tannat. Próximamente planean plantar algunas hileras de Marsanne.

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Viñedos en Estancia Los Cardones

En la finca conviven tres tipos de suelo: La parte más baja (1.680 msnm) es más arenosa, en la parte intermedia (1.700 msnm) encontramos mica y la parte más alta (1.725 msnm) es predominantemente pedregosa con presencia de piedra laja con sedimentos minerales acumulados (cuarzo), la llamada piedra del tigre o Tigerstone porque pareciera haber recibido el arañazo de un tigre, un término acuñado por la mente creativa de Jeff.

La bodega

Luego de recorrer los viñedos fuimos a la bodega. En un amplio y cómodo espacio se encuentran ubicados 15 Tanques tronco cónicos (el sello de identidad del Colo) de acero inoxidable de 5.000, 7.500, 10.000 y 15.000 litros. La capacidad actual de producción es de 180.000 litros anuales.

Los tanques están destinados a la elaboración de la línea Anko y al 50% de Flor de Cardón. El 50% restante y la totalidad de los Tigerstone se elaboran a partir de numerosas microvinificaciones (unas 60 anuales, otro sello distintivo del Colo).

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En la cava subterránea se encuentran 35 barricas de 225 litros y otras 15 de 500 litros. Allí probamos algunas de las joyitas de la bodega y un par de novedades que aún no han visto la luz.

Probamos el Estancia Los Cardones Tigerstone Garnacha 2018 que viene un poco más power que sus antecesores con una textura increíble, luego una barrica de un blend de Humahuaca (Jujuy), hermoso tanto en nariz como en boca, con unos aromas a tomate y un andar jugoso y mordible y finalmente un proyecto de blend de la familia con lo mejor de cada una de las parcelas.

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Fernando Saavedra en la sala de barricas

Fernando nos contó que una vez elaborados los vinos pasan a barricas que son enviadas a la bodega Manos Negras (propiedad del Colo y Jeff) en Mendoza para su crianza, fraccionamiento y distribución. Esto les permite bajar costos de insumos y exportación operando de manera conjunta con los otros proyectos que lidera la dupla infernal.

El desborde

A esta altura del medio día el aroma que llegaba de la parrilla atentaba contra la razón, así que nos dirigimos a la mesa. Lo que siguió fue un pantagruélico desfile de achuras y carnes que desfilaban una y otra vez para calmar el apetito voraz de los cueveros.

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Por supuesto que ese festival culinario fue acompañado por los ricos vinos de la bodega:

  • Anko Torrontés 2018: floral y cítrico, de buena acidez y frescura. Bien piletero. 
  • Estancia Los Cardones Tigerstone Garnacha 2016: Mi garnacha de mil amores. Esta 2016 confirma todo lo que expresé de la 2015 en esta nota.
  • Anko Flor de Cardón Malbec 2015: bien jugoso y frutado, de buen cuerpo y alta chupabilidad.
  • Estancia Los Cardones Tigerstone Malbec 2015: más elegante y complejo que su hermano menor, con un final de boca hermosamente interminable.

Siesta en el oasis

La tarde pedía a gritos una siesta y los mullidos sillones eran toda un tentación, pero Musu es implacable con los horarios y tuvimos que partir raudamente hacia el siguiente destino no sin antes despedirnos de Fernando y su equipo con un gran aplauso para el asador.

Los Valles Calchaquíes nos habían recibido de la mejor manera: un verdadero oasis de vinos frescos, ricos y bebibles habían logrado derrotar la aridez del desierto. El #MusuTour seguía girando, pero la visita a Estancia Los Cardones y la hospitalidad de Fernando Saavedra perdurará en mi memoria por siempre. ¡SALÚ!

4 pensamientos en “Un oasis en la altura

  1. Gran reseña de una hermosa visita a la bodega. Habrá que volver con más tiempo para deleitarse una vez más con los vinos, saborear el paisaje y entrarle a esos mullidos sillones. Salud Ale!

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