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Cueveros

Podés pasar mil veces por la puerta y no darte cuenta que ahí, detrás de ese ventanal ploteado hasta los rincones y esa cortina metálica a medio abrir está el reducto de los cueveros.

La primera vez llegás gracias a las indicaciones de alguno de ellos. Ya en la puerta dudás, no sabés si es ahí. Vas a tocar el timbre y te frena el cartelito hecho a mano que dice «no funciona». Tímidamente golpeás la puerta y pocos segundos después se asoma un señor grandote de gorra ladeada y anteojos colgando de la nariz que te recibe con un cálido «Cómo andás hermano, pasá, ponete cómodo». Estás en La Cueva.

Fue Adrián Domingo, cuevero devenido en productor, el que bautizó a Vinoteca Mr. Wines como «la cueva». Seguramente se le ocurrió pensando en ese lugar al que acudía el hombre primitivo buscando reunirse con otros iguales a él alrededor del fuego para compartir los alimentos. De ahí a acuñar el término «cuevero» para sus habitués, fue un simple paso.

Ahora bien, ser cuevero es mucho más que asistir a lo de Musu. Si bien el cuevero está en la parte más divertida de la cadena del vino que es la del consumidor, no es un consumidor cualquiera. Por eso para definirlo contacté a varios parroquianos de la cueva y les pregunté qué significa para ellos ser cuevero.

El sentir de los cueveros

Luciano y Betty son una pareja cuevera. Para ellos, «ser cueveros es un sentir que se pone de manifiesto cada vez que abrís una botella de vino«. Muy interesante esto del «sentir cuevero». Veamos con otros testimonios si podemos entenderlo mejor.

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Cueveros de gira

«El cuevero es insaciable: siempre quiere estar, probar, conocer, saber más», me cuenta Guillermo y amplía: «Es el que organiza reuniones con sus amigos para compartir los vinos que descubrió, se los explica y busca transmitirles su pasión».

No es casual que el cuevero sea el encargado de comprar los vinos para el asado con amigos. Elige cuidadosamente cada etiqueta pensando qué va a contar de cada una de ellas y transformando ese momento en una experiencia de aprendizaje.

Transmitir pasión por el vino parece ser una misión para el cuevero. Así también lo entiende Judit, otra referente de la cueva, que dice que «ser cuevero está representado en la pasión por comunicar y hacer trascender al vino. Es una pasión que busca contagiar a otros».

Claramente, la comunicación es otro emergente del sentir cuevero. Por eso mantiene una presencia muy activa en redes sociales publicando lo que bebe, compartiendo lo que le gusta y consultando sobre lo que no sabe.

Sed… de conocimiento

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Gabo, Brian, Luciano y Musu (Foto @GMarinelli)

Brian, piloto de TC Pista y cuevero #ATM (a toda manija), lo reafirma: «Ser cuevero es compartir, difundir el vino sin importar de quien sea». Y agrega otro punto importante del sentir cuevero: la curiosidad. «El cuevero prueba e investiga cosas nuevas. Disfruta de encontrar esas perlas que pocos tienen en cuenta y lo hace con humildad y apertura para aprender».

Esa curiosidad, ese afán de descubridor de cosa nueva, esa sed de conocimiento también es parte del sentir cuevero.

Al cuevero no le interesa solamente beber el vino. Le interesa saber de dónde viene, quién lo hace, cómo es el terruño, cuál fue el punto de cosecha, cómo se elaboró, cuál es la historia detrás de cada botella y, dentro de lo posible, visitar el lugar para vivenciarlo y escucharlo de la boca del productor.

Gabo aporta algo adicional que se ve reflejado en cada misa cuevera. Él dice que «ser cuevero es un estado de ánimo. Podés haber tenido un mal día pero cuando llegás a la cueva te olvidás de todo y disfrutás del momento». Interesante concepto que vincula al sentir cuevero con ser parte de un todo que genera placer.

La misa cuevera

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La cueva y sus cueveros

Hay gente que se levanta temprano un sábado a la mañana para ir a correr. El cuevero también se levanta temprano, pero para ir a la misa cuevera. Para él, es el momento de la semana en el que comparte con otros el ritual de descorchar las novedades que durante la semana van llegando a lo de Musu. Sin formalidades, la cueva los va recibiendo y los vinos se van acumulando en la larga mesa de degustación. «Sabés cuando empieza pero no cuando termina», coinciden todos sobre la misa cuevera. Ese rito que los hermana y convoca va generando identidad y forjando el sentir cuevero.

Gabriel (el armenio para los amigos) es un miembro fundador de la cueva. El ve al cuevero «como un feligrés que siente a la cueva como su lugar de peregrinación para disfrutar del placer de beber con otros como él. Todo esto gracias a Musu que tiene el don de querer a la gente de verdad y hacérselo saber con una copa de vino en la mano».

En resumen, la misa cuevera es un punto de encuentro con una mística generada por la forma de ser y de sentir el vino que distingue a Musu.

El cómplice

Finalmente, no podía cerrar esta nota sobre los cueveros sin consultarle a Fernando Musumeci (Musu), el cómplice y anfitrión de estos personajes.

Me encanta que la gente que viene a la vinoteca se identifique como cuevera. Tomar vino, toma cualquiera. Pero tratar de aprender, tener inquietudes respecto del vino, aprovechar cuanta oportunidad se presenta para probar cosas nuevas, comunicarlo y compartirlo con otros son muy pocos los que lo hacen. El cuevero es, esencialmente, un evangelizador.

Fernando «Musu» Musumeci – Vinoteca Mr. Wines

Musu entiende al cuevero como un consumidor especial que trasciende más allá de la cueva, que no necesariamente es cliente de la vinoteca pero que comparte la misma pasión y la manifiesta de esta manera.

Hoy vivimos una revolución del vino de la mano de nuevos productores, mayor investigación, exploración de nuevas zonas, etc. ¿Pero de qué sirve todo eso si no se comunica? Por eso cada vez más reconocen al cuevero como un aliado a la hora de difundir desinteresadamente sus vinos. El cuevero es un aliado de esta revolución.

Musu y el rol del cuevero en la Revolución del Vino

Por último, cuando Musu se enteró que iba a escribir esta nota me pidió dejarle este mensaje a los cueveros: «Los cueveros se merecen mi agradecimiento eterno porque día a día me acompañan a cumplir mi sueño.»

Conclusiones

Mis amigos cueveros lo han explicado tan bien que no me queda más que tratar de resumir sus palabras.

Los cueveros son, antes que nada, apasionados del vino. Son personajes que disfrutan bebiendo y compartiendo, explorando y aprendiendo, comunicando y acercando más gente al vino. El cuevero es ese amigo que ve tu copa vacía y comparte con vos lo que le queda en la propia.

Por todo esto, siempre vas a querer tener un cuevero cerca, sacacorcho en mano y dispuesto a disfrutar con vos de un buen vino. SALÚ.

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