Nat’Cool Smileline 2018

Impulsado mundialmente por Dirk Niepoort y desarrollado localmente por el Colo Sejanovich, nace un nuevo estilo de vinos: los Nat’Cool.

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¿Y eso qué es? Esa bendita costumbre de preguntar cuando hay algo que me llama la atención. Corría mayo 2018 y como ya era costumbre, había viajado a Mendoza un día antes del Mr Wines Tour para visitar a mis amigos de la bodega Manos Negras. Mientras repasábamos junto al Colo Sejanovich y Gonza Tamagnini diversos tanques y barricas copa en mano, pasamos por un pequeño tanque de 8 HL con un simpático dibujo y una leyenda que llamaba la atención: «NAT’COOL». ¿Y eso qué es?, pregunté mirándolos a ambos.

El Colo me contó que era un vino que habían elaborado con Marco Niepoort (de los Niepoort de Portugal, hacedores de los mejores Porto del mundo). El Colo y la familia Niepoort están unidos por una amistad de varios años, y Marco viene todos los años a trabajar con el Colo en las vendimias de Mendoza y Salta.

A fines de ese año, en «De la Vendimia a la Cueva», la feria que cada año organiza Vinoteca Mr. Wines para mostrar productos aún sin terminar, volví a probar el Nat’Cool ya embotellado y fue uno de los vinos que más expectativa me generó.

Llegó la pandemia y con ella la cuarentena que nos obligó a permanecer en casa más de lo que estábamos acostumbrados. Como muchos wine lovers, una de las maneras que elegí para soportar el aislamiento fue, cuándo no, comprando y descorchando cuanto vino saliera al mercado. Así fue como aquel Nat’Cool que había probado por primera vez en la bodega, finalmente llegaba a mi mesa.

¿Qué es Nat’Cool?

Nat’Cool es un proyecto innovador impulsado por Dirk Niepoort y que integra a varios productores de todo el mundo comprometidos con elaborar vinos ligeros y fáciles de tomar, utilizando uvas locales y elaborándolos de la manera más natural y simple posible con la tecnología que se tenga a mano. Por supuesto que existen «estrictas» reglas que se deben seguir:

1. No hay reglas.
2. Siempre respete la primera regla.
3. Menos es más.
4. Más cool = menos alcohol, menos extracción, menos desorden.
5. Auténtico, buena onda.
6. Botella de más de un litro.
7. Precio copado.

En este Nat’Cool Smileline 2018 se utilizó bonarda de un viejo viñedo ubicado en Ugarteche, Luján de Cuyo, la cual se pisó en bines, se lo maceró en frío y se lo descubó en ese pequeño tanque de la foto, donde se dejó que las levaduras hagan el vino sin manipularlo pero cuidándolo y dándole mucho cariño. A la hora de embotellarlo, eligieron una «mema» de 1,125 lts que, sinceramente, parece poco.

El resultado es una fiesta de frescura y jugosidad con una chupabilidad peligrosa. Con tan sólo 12,9% de alcohol, la fruta roja es la protagonista principal, acompañada por una fresca acidez y una tremenda fluidez que te lleva a rellenar la copa una y otra vez. Un vino que se bebe sin pensar, ideal para compartirlo con amigos (pocos o con más de una botella, porque realmente vuela) y que además tiene una excelente relación precio – calidad.

En mi caso lo acompañé con unas hamburguesas caseras y fue una gran elección. Un detalle de color: en la contra etiqueta tiene un código QR que te lleva a la playlist que escuchaban en la bodega en plena vendimia y que resultó ser muy buena compañía a la hora de cocinar las hamburguesas y al escribir esta reseña.

Releyendo las «no reglas» del Nat’Cool podría decir que son prácticamente las mismas que las de los #TobaraWines. Vinos ricos y fáciles de beber con precios amigos del bolsillo. Vinos #TobaraCool. ¡SALÚ!