Días atrás tuve el placer de disfrutar de una degustación de los vinos Y La Nave Va y Pintom, de Gabriel Dvoskin. El lugar de encuentro fue, como no podía ser de otra manera para este tipo de proyectos, la famosa #CuevaDeMusu, Vinoteca Mr. Wines.
¿Quién es Gabriel Dvoskin?
Gabriel Dvoskin llegó al vino como muchos de nosotros, por curiosidad y pasión. De profesión periodista y desde hace unos años devenido en winemaker, se define a su mismo como un eterno aprendiz. Su trabajo como corresponsal en una agencia de noticias lo llevó a recorrer el mundo y le abrió las puertas del maravilloso mundo del vino. A partir de un trabajo periodístico tuvo la suerte de conocer a muchos productores de la Borgoña y así fue como se enamoró de ese lugar y comenzó a soñar con emprender el desafío de hacer sus vinos en Argentina.
Pasaron los años y ese sueño comenzó a hacerse realidad: luego de una intensa busqueda en 2010 el destino quiso que se cruzara en su camino una finca en El Cepillo, departamento de San Carlos, justo en el límite sur del Valle de Uco.
Esta finca se encuentra a 990 msnm, el clima de esa zona es muy frío y el suelo es pedregoso calcáreo con presencia de caliche. Esas condiciones de altura, suelo y clima eran las que Gabriel estaba buscando para llevar a cabo su sueño de elaborar pinot noir, cepa que lo apasiona y de la que sabe mucho a fuerza de beber, hablar con productores de todo el mundo, estudiar… y seguir bebiendo. ¿El resultado? Compra la finca y con el asesoramiento del agrónomo Ricardo (Charly) García comienza a plantar pinot noir y malbec.
La búsqueda de la pureza
Cuatro años después, en 2014 y junto con el enólogo Brennan Fith elaboran la primera añada del pinot noir «PinTom» (juego de palabras de Pinot y Tomás, su hijo) y con el tano Giuseppe Franceschini el malbec «Y la Nave Va«. «Hicimos lo que pudimos», cuenta Gabriel cuando recuerda esa primera añada. Las plantas muy jóvenes y un clima súper agresivo hicieron que esa primera cosecha fuera de muy baja producción. Aún así, puede que todavía queden algunas botellas por ahí a la espera de algún nerd (nosotros) que las disfrute.
En el 2015 ya un poco mejor armados tenían la esperanza de tener un mejor año hasta que una fuerte helada en diciembre arruinó todo el trabajo. A pesar de eso, pudieron elaborar el pinot noir con una segunda floración, no así el malbec que ese año no vio a la luz.
Recién en el 2016 ya con la elaboración enológica del tano Franceschini en ambos vinos, contaron con las condiciones ideales como para hacer los vinos que estaban buscando. Tanto el pinot noir como el malbec dejaron muy satisfecho a Gabriel y su equipo. Esta es la añada que actualmente está a la venta aunque está prácticamente agotada.
En los próximos días llegará a las vinotecas la cosecha 2017 que, según nos contó, fue espléndida en cuando a la calidad de la uva y el trabajo en bodega. Como adelanto, también anticipó que para la cosecha 2018 trabajaron más en la identificación de parcelas, afinando aún más el trabajo de poda y selección, lo cual se verá reflejado en vinos más precisos y acordes a la búsqueda que lleva adelante Gabriel.
También nos anticipó que seguramente la 2018 vendrá acompañada de un nuevo integrante de la familia: un Gran Malbec que aún no tiene nombre (¿La Gran Nave? ¿La Nave Nodriza? ¿El Enterprise? Te dejo unos nombres, Gabriel. Pensalos 🙂 )
Su búsqueda va por el lado de la textura en boca, la pureza, la fineza y la precisión. Hacer vinos limpios, austeros y que representen el terroir. Por eso trabaja de forma orgánica cuidando todos los detalles en el viñedo e interviniendo lo menos posible en el proceso de elaboración.
Pintom
Es un pinot noir de su finca de El Cepillo, del cual tiene tan sólo dos hectáreas plantadas. En nariz es austero, con notas a tierra húmeda y azufre. En boca predominan sus taninos, aportándole una textura salvaje y potencia. Nos dimos el lujo de degustar una vertical completa: 2014, 2015, 2016 y 2017.
Pintom 2017: Se destaca por su frescura, «nervio» (algo así como… ¿eléctrico?) y fineza. Todavía está afianzándose y un tiempo en botella le vendrá muy bien. Sale a la venta en los próximos días.
Pintom 2016: Se lo nota más cálido, es decir, con menos acidez y más peso en boca. Terroso y frutal, complejo y con un final de boca levemente dulzón.
Pintom 2015: Una añada accidentada debido a las inclemencias del tiempo. Se elaboró a partir de una segunda floración y esto le dio ciertas particularidades muy diferentes al resto de las añadas. En nariz predomina la frutilla y en boca la textura es mucho más salvaje con una acidez más marcada. Es el más «filoso» de todos.
Pintom 2014: Primera añada de baja producción, tan sólo 460 botellas. En nariz se destaca cierta humedad, como de hongos portobellos. En boca es el más clásico o más bien el más parecido a lo que conocemos como pinot.
Y La Nave Va
Tal como lo denominó Gabriel, este «malbec del frío» es intenso, expresivo, con aromas frutales y algo herbáceos. Tiene carácter y estructura aportada por los taninos salvajes sin perder fluidez y equilibrio. Su frescura enamora y es peligrosamente bebible. Degustamos las añadas 2016 y 2017:
Y la Nave Va 2016: es el más sutil y elegante. en boca se destaca su sabor algo herbáceo y su «agarre» que deja la lengua limpia y predispuesta a otra copa. Un vino para tomar de a litros.
Y la Nave Va 2017: Predomina la textura de tiza, el nervio (otra vez) y la complejidad. Tiene una nota herbácea más acentuada que hace presuponer que se utilizó algo más de racimo entero que en la cosecha anterior.
Gabriel sigue aprendiendo y en el mientras tanto, hace vinos que quedarán en la memoria de quienes los beban. Nosotros también, seguimos aprendiendo y en el camino seguimos descorchando. SALÚ.