Después de una gran trayectoria en el Grupo Peñaflor, Daniel Pi se alejó del mundo corporativo. En el marco de la presentación del Cuevero Perfecto elaborado para Vinoteca Mr. Wines, contó las razones de su partida y lo que viene de ahora en más en su vida.
Hay momentos en la vida de las personas que actúan como bisagras que cierran algunas puertas para abrir otras. Son disparadores de una mirada retrospectiva de nuestra vida, de lo que hicimos y dejamos de hacer y de las energías que le dedicamos a cada cosa.
La familia, el amor, el trabajo, los sueños, todo entra en la balanza. Si escuchamos a nuestro corazón, seguramente de ese viaje introspectivo surja una persona más sabia, con una nueva escala de prioridades y con una energía renovada que nos impulsará a realizar grandes cambios en nuestra vida. Renacemos.
Daniel Pi fue toda su vida un hombre corporativo. Durante los últimos 30 años (29 y 10 meses para ser más exactos) trabajó para llevar al Grupo Peñaflor a la cima de la industria vitivinícola Argentina.
En ese camino cosechó innumerables reconocimientos personales, como por ejemplo el de Winemaker del Año otorgado en 2017 por Tim Atkin; para la bodega, como el de Mejor Bodega del Nuevo Mundo en 2019; y para sus vinos, llevando a etiquetas como Trapiche Medalla, Iscay y Terroir Series entre otros a lo más alto de la vitivinicultura mundial.
Pero hace un par de meses, Daniel decidió dejar de lado el puesto de Director de Enología y Viticultura que desempeñaba en Peñaflor para dedicarse de lleno a desarrollar sus proyecto familiar «Tres14 Vinos de Garage» y a disfrutar más tiempo con su familia.
¿Por qué se fue de Peñaflor?
Entré en Peñaflor para hacer Termidor y estoy orgulloso de haber demostrado que se podía hacer otra cosa con uvas para vinos de mesa. Estoy sumamente agradecido porque tuve infinitas oportunidades de hacer cosas lindas y diferentes, como por ejemplo, desarrollar la primera zona vitivinícola con influencia oceánica de Argentina en Chapadmalal.
Pero sentí que a mis 61 años estaba un poco cansado del desgaste que implica un puesto corporativo y que quería contar con más tiempo para compartir con mi familia y mis amigos. Y además, quiero compartir vinos, experiencias y conocimientos con otra gente. Hay muchas cosas interesantes que se están haciendo a lo largo del país, con una gran diversidad y riqueza de productos, conceptos y visiones que hasta ahora no pude explorar en profundidad y que a partir de ahora voy a poder hacer.
Daniel Pi y las razones de su alejamiento de Grupo Peñaflor.
Daniel Pi y el futuro
Tres14 Vinos de Garage es la pequeña bodega familiar que Daniel Pi creó en 2009 en el garage de su casa, como una forma de compartir algo con sus hijos Daniela y Gonzalo, hacer un vino juntos y que los chicos pudieran venderlo entre sus amigos.
Ese primer vino se llamó Tres14 en referencia al apellido de la familia y tiempo después llegó el Imperfecto, un malbec de Gualtallary con un toque de Cabernet Franc.
El proyecto fue creciendo y los vinos se transformaron en objeto de deseo para los consumidores más curiosos, obteniendo los más altos puntajes de los críticos internacionales y ganando presencia en vinotecas y restaurantes del mundo.
Pero su hija Daniela emigró a Australia y Daniel se encontró en la encrucijada de continuar con la vida corporativa o dedicarse de lleno al proyecto personal. Y llegó la pandemia.
Durante todos estos años no tuve la posibilidad de abocarme a mi proyecto personal, básicamente por cuestiones de tiempo. La vida es corta. Posta, es corta. Y esta pandemia me hizo pensar mucho, me dio vuelta la cabeza y empecé a pensar un poco más en que no sabés en qué momento te tocan la puerta y te fuiste.
Daniel Pi.
Ya con todas las energías puestas en Tres14, las ideas fluyen como un río torrentoso de palabras esperanzadoras.
A los ya conocidos Tres14 e Imperfecto, Daniel piensa sumar en breve un Chardonnay de Gualtallary 2020 elaborado en fudre de mil litros que está listo para ser embotellado en los próximos días, para luego estibarse por entre 6 y 12 meses. Este Chardonnay será el primero de una nueva línea «de cosas más locas«, como lo define Daniel.
Para este año, Daniel proyecta elaborar un Pinot Noir de Mendoza, de un par de viñedos que viene siguiendo desde la poda: «Pinot Noir es una cepa que me gusta mucho y siempre quise elaborar. Es una variedad super noble, divertida y seria a la vez, que podés guardarla muchos años y que recién ahora estamos empezando a apreciar. Tenemos muy buenos Pinot Noir en Argentina.»
Y del Pinot Noir, salta a una variedad que, entiende, debe ser revalorizada: «Creo que tenemos una gran deuda con el Cabernet Sauvignon. La industria se ha malbequizado (y ojo que no tengo nada contra el malbec, todo lo contrario) pero hemos resignado una cepa tan distinguida como el Cabernet Sauvignon. Es muy triste ver cómo se han perdido viñedos antiguos en zonas como Agrelo, Las Compuertas, Vistalba y tantas otras en las que se da tan bien. Creo que todos los que hacemos vino tenemos que hacer nuestro aporte para que vuelva a ocupar ese lugar de honor que le corresponde.»
Su curiosidad va más allá de su Mendoza natal, y es por eso que sueña con elaborar en distintos lugares del país. De hecho, está por salir el Irracional 2019, un Malbec con un poquito de Cabernet Franc de Barreal, ese maravilloso paraje del Valle de Calingasta, en San Juan. «Me gusta mucho Barreal. Es una zona muy interesante con condiciones de suelo y clima que entregan vinos distintos, con muchas posibilidades de seguir creciendo y con gente que viene trabajando muy bien. Irracional es un vino con mucha intensidad de fruta, robusto y a la vez con mucha frescura», cuenta Daniel.
Su cariño por San Juan se remonta a su inicios en el Grupo Peñaflor. Además de Barreal, proyecta elaborar en un lugar no tan conocido por el público en general llamado La Ciénaga. Este pequeño oasis está ubicado a unos 30 kms arriba del Valle de Zonda, con una vertiente de montaña que le proporciona el agua para regar. «En La Ciénaga elaboré unos litros en 2020 y 2021. Este año ya con más tiempo la idea es hacer un poco más», nos cuenta y, como no podía ser de otra manera, nos deja manija.
¿Hay Daniel Pi más allá de Mendoza y San Juan? Parece que sí: «Ojalá que pueda seguir haciendo cosas de la Costa Atlántica, de la Patagonia y de los Valles Calchaquíes, que son zonas que ya venía elaborando y que no quiero perder».
Pero sus sueños no se limitan solo a nuevos lugares y variedades. En su horizonte también está la posibilidad de contar con su propia bodega:«Tengo un proyecto de empezar con una pequeña plantación y una bodeguita en la parte alta de Las Compuertas, del otro lado de la ruta Panamericana hacia la montaña. Ahí vamos a tener nuestros vinos. Quiero hacer cosas accesibles. El vino tiene que tener un disfrute más general, más democrático, no se trata de hacer solo vinos de alta gama». Lo dicho: Daniel Pi ha renacido.
La vida sigue y aún tengo mucho hilo en el carretel, así que vamos a tratar de hacer cosas lindas más que nada para disfrutar y divertirnos. Espero poder hacer todo lo que tengo ganas. Estoy muy entusiasmado, concluye.
Daniel está oteando el horizonte. Este renacimiento lo encuentra bien posicionado y con las energías renovadas para reencontrarse con la pasión de elaborar vinos y emprender nuevos sueños. Bienvenido, Daniel Pi. Los consumidores de vinos estábamos esperándote. SALÚ.
Muy buena la nota de Daniel Pi. Lo quiero, un gran enologo con sensibilidad y humor.
¡Qué honor tu comentario, Elisabeth! Le hago llegar tu mensaje a Daniel. Gracias y saludos a Laureano Lahitte! 🍷🍷🍷