La vitivinicultura argentina sigue sorprendiendo con la llegada de nuevos terruños. Es el caso de Huichaira Vineyard, ubicado en el corazón de la Quebrada de Humahuaca.
Si recorriste el Noroeste de nuestro querido país, seguramente te enamoraste de la Quebrada de Humahuaca y su sinfín de quebradas y vallecitos con cerros de mil colores y cielos tan cercanos que pueden tocarse con las manos. Lo que probablemente aún no sepas es que la Quebrada de Humahuaca es, sin dudas, uno de los terruños con mayor potencial para elaborar vinos con identidad de lugar. Seguí leyendo y te cuento por qué.
El enorme potencial de la Quebrada de Humahuaca
Lo primero que diferencia a la Quebrada de Humahuaca de otros lugares es el clima. Contrariamente a lo que uno podría pensar, esta zona tiene un clima totalmente diferente al de, por ejemplo, los vecinos Valles Calchaquíes. Es un clima mucho más frío y con grandes vientos que corren por estas quebradas. Cuanto más ganamos en altura (y tenemos viñedos que van desde los 2.000 hasta los 3.300 msnm), mayor es esta diferencia climática.
A estas temperaturas extremas tenemos que sumarle una altísima incidencia solar en altura. Esto actúa directamente en la planta brindándonos escobajos de color violeta, pieles muy gruesas y demás cuestiones secundarias de la fotosíntesis vinculadas a la formación de polifenoles.
Otra característica interesante de la Quebrada de Humahuaca es que las zonas cultivables son muy pequeñas. Son todos vallecitos sobre el río de no más de 6 hectáreas. Cada lugar tiene pequeños conos de eyección formados por aluviones de los cerros cercanos que fueron generando una gran diversidad de suelo. Incluso hasta en una misma viña, cada parcela es muy distinta al resto.
Para destacar, también son las diferentes exposiciones de los viñedos. Los hay para todos los gustos: Algunos como Huichaira, por ejemplo, tiene exposición al Norte, mientras que otros miran hacia el Oeste. No es que uno sea mejor que el otro, sino que esto habla de la gran diversidad de la zona.
Y por último, está el factor humano: la gente que trabaja la tierra. Si bien la vitivinicultura del lugar es muy reciente, estos pequeños valles de la Quebrada de Humahuaca vienen siendo trabajados por su pobladores desde hace varias generaciones, fundamentalmente con cultivos de verduras y hortalizas. Los productores locales son excelentes agricultores que trabajan con mucha precisión, y esto favorece al desarrollo de lugares nuevos como éste.
Estas condiciones tan particulares, con la enorme diversidad que proporciona esta conjunción de clima y suelos, sumado al capital humano de los productores locales, permiten proyectar a la Quebrada de Humahuaca como un terruño de gran potencial para elaborar vinos con expresión del lugar.
Para que esta proyección se vuelva realidad, es fundamental que quienes hoy están elaborando vinos en la zona pongan especial cuidado en el manejo de sus viñedos, encontrando el punto justo de cosecha y haciendo un uso inteligente de la enología para lograr vinos con identidad propia.
Huichaira Vineyard, el corazón de la Quebrada de Humahuaca
Huichaira es uno de esos pequeños valles, situado a 2750 msnm en la quebrada del mismo nombre a unos 10 kms del pueblo de Tilcara, en el corazón de la Quebrada de Humahuaca. Hasta allí se fue la familia Nieva para cumplir su sueño del viñedo propio.
Huichaira Vineyard es un proyecto en conjunto de Alejandro Nieva y familia (propietarios del viñedo) y Alejandro Sejanovich y Jeff Mausbach, con el apoyo agronómico de Juan Prates y el trabajo enológico de la tana Bellincioni.
Para llegar hasta allí yendo por la ruta Nacional 9 rumbo al norte, unos tres kilómetros antes de llegar a Tilcara tenés que desviarte hacia el oeste y luego de unos diez minutos de camino de ripio, llegaste a Huichaira.
El viñedo de cuatro hectáreas tiene una pendiente de este a oeste, su exposición es al norte y está rodeado de cerros que tiene como fondo una formación natural arenosa conocida como los Castillos de Huichaira.
Los suelos tienen como base la arena del río Huichaira, a la que se suma el aporte aluvional de roca y arcilla proveniente de los cerros cercanos. El resultado final es un perfil arenoso en la parte más baja de la superficie plantada, que se vuelve limo-arcilloso a medida que se asciende, llegando a ser pedregoso en la parte más alta.
Las condiciones climáticas tan extremas, con sus días soleados y noches muy frias, son ideales para una maduración lenta y un brote tardío, que resulta en gran concentración de aromas y sabores en la uva manteniendo un nivel óptimo de acidez. De todos los viñedos que trabaja el team Sejanovich – Mausbach en distintos lugares del país, Huichaira es el último en ser cosechado. Mientras que el cercano viñedo de Estancia Los Cardones en Tolombón (Salta) ubicado a tan sólo 336 kms, es el primero en cosecharse.
El viñedo tiene principalmente Malbec, un poquito de Cabernet Franc y otro tanto de Syrah. La idea es seguir creciendo: Actualmente disponen de una parcelita de menos de una hectárea donde proyectan plantar Semillón. El Colorado Sejanovich sigue soñando y piensa en plantar Riesling cerca de un volcán cercano, aprovechando una mayor nubosidad, frío y altura. Y por qué no, utilizarlo también para elaborar un espumante. Todo un desafío para el agrónomo Juan Prates.
Por el momento elaboran en la vecina bodega de Fernando Dupont (todos recordamos su hermoso Sikuri Syrah), pero ya está en sus planes la construcción de la bodega propia, la cual estaría operativa en 2023.
Cielo Arriba 2018
Cielo Arriba es el primer vino de la Quebrada de Huichaira. Lo conocí cuando aún estaba en los barricones y fue un amor a primera vista que se reafirmó cuando volvimos a encontrarnos hace un par de meses.
El impacto en nariz ya augura un gran vino, con sus múltiples capas aromáticas que se despliegan con el tiempo en la copa, su perfil predominantemente herbáceo y esas notas interesantes de hojas de tomate. En boca es explosivo, con una fruta sabrosa y fresca. La madera está súper integrada, aportando elegancia y carácter con un medio de boca amplio. Tiene una gran acidez que te hace salivar y un final de boca infinito que no sólo te invita, sino que te obliga a servirte otra copa.
Varietales: Cofermentación de Malbec (80%), Syrah, (13%), Cabernet Franc (7%).
Altura: 2750 msnm
Suelos: heterogéneos, formados con la base de arena del río Huichaira y los aluviones de piedras y arcilla de los cerros que rodean la viña, resultando en perfiles pedregoso y limo-arcilloso en la parte alta y arenoso en la parte baja.
Cosecha: manual
Rendimiento por planta: 1 kg
Elaboración: Microfermentación de los tres varietales cofermentados en bins.
Crianza: 12 meses en barricones de 500 litros de 4to y 5to uso.
Alcohol: 14%
Acidez total: 6%
Producción: 1200 botellas.
Puntajes:
- Tim Atkin: 96 puntos y Vino Tinto Revelación del Año.
- Patricio Tapia (Descorchados): 96 puntos y Vino Revelación.
Es un vino de una gran acidez y de sabores deliciosamente rojos, refrescantes y vivos. La influencia de la montaña parece darle esa sensación de frescor, de brisas andinas, de hierbas que se superponen a la fruta.
Patricio Tapia, Guía Descorchados, edición 2021.
Cielo Arriba 2018 tiene un precio sugerido al público de $ 5.000 y se consigue en Autre Monde, Vinoteca El Salvador, Bebevino, Wine Trader, Somm Bernard Wine Club, Ozono, Wine Shoppers, Viña Urbana y Enófilo (Buenos Aires); Sello de Vinos (Córdoba); TDF Gourmet (Ushuaia), Comercial Andina (NOA); Rosario DOC (Rosario) y República Wines (Cuyo y Misiones).
Para más info sobre Cielo Arriba, comunicarse a tbelgiovane@tintonegro.com