En un rincón mágico de Argentina, precisamente en el Valle de Pedernal, floreció una historia de amor entrelazada con la pasión por el vino. Estas dos fuerzas de la naturaleza dieron origen a Elefante Wines, una pequeña bodega que ha conquistado el corazón de los amantes del vino.
Si leíste «El Principito», recordarás que el aviador traza un dibujo de una serpiente que ha devorado a un elefante, pero los adultos, atrapados en sus preocupaciones y responsabilidades, solo ven un sombrero. De esta forma, Antoine de Saint-Exupéry evoca la idea de que los adultos a menudo olvidamos la magia y la maravilla que los niños ven en el mundo, enfocándonos en lo mundano y perdiendo de vista lo extraordinario. Saint-Exupéry nos recuerda que, a través del amor y la imaginación, podemos redescubrir la belleza en las cosas simples, como un sombrero, y encontrar la esencia de la vida en la mirada de un niño.
La historia de amor detrás de Elefante Wines
En el mundo del vino, a menudo encontramos historias apasionantes de productores que trabajan incansablemente para desafiar esa mirada realista y ausente de imaginación de los adultos, buscando resaltar lo mágico y extraordinario de su terruño en cada copa de vino. Juliana Rauek y Felipe Azcona son dos de esos apasionados creadores, que encontraron su destino en los pasillos de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNCuyo en Mendoza.
Juliana, una enóloga con un Magister en administración de Empresas, y Felipe, un ingeniero agrónomo con un amor profundo por la tierra, las plantas y los viñedos, formaron una pareja destinada a dar vida a Elefante Wines. Después de graduarse, se trasladaron a San Juan con un sueño compartido: crear vinos excepcionales que reflejaran la esencia del terroir sanjuanino.
Un inicio mágico
El garaje familiar se convirtió en el epicentro de su pasión por el vino. En 2013, esa pasión los llevó a su primera cosecha, experimentando con un Syrah de la familia de Felipe. Los años pasaron y, en 2015, un evento trascendental marcó su historia: la compra de uvas Malbec del Valle de Pedernal. Fue un auténtico flechazo con el lugar, aunque en ese momento, no sabían qué destino le depararía a esa barrica de vino que guardaron en una habitación de su casa.
En 2016, durante la fiesta de su casamiento, dieron a conocer oficialmente su primera etiqueta bajo el nombre de Elefante Wines. Ese Malbec 2015 de Valle de Perdernal que descansaba en aquella barrica que ocupaba el centro de la habitación, brilló en cada mesa de la boda y fue una oda a su amor y al inicio de su legado vinícola. Unas cien botellas se disfrutaron esa noche y las restantes trescientas se vendieron entre familiares y amigos.
El nombre «Elefante Wines» fue elegido con cuidado. Hace referencia a la expresión inglesa «The Elephant in the Room», que se utiliza para describir algo evidente pero no mencionado, y refleja lo que aquella primera barrica en su habitación significaba para ellos. Como su elefante en la habitación, Juliana y Felipe querían crear vinos que fueran palpables y memorables para todos.
El Valle de Pedernal, escenario natural de Elefante Wines
El Valle de Pedernal, ubicado al suroeste de la provincia, a 90 km de la Ciudad de San Juan, es un paraíso vitivinícola que se encuentra en el límite con Mendoza, a los pies de la Cordillera de Los Andes. Con viñedos situados entre los 1.250 y los 1.500 metros sobre el nivel del mar, abarca unas 800 hectáreas de tierra cultivada. Las viñas, que tienen entre 10 y 30 años de edad, despliegan colores, aromas y sabores que reflejan la singularidad de Pedernal.
En el Valle de Perdernal se encuentra la Estancia El Durazno, una finca de 350 hectáreas que abastece de uvas de alta calidad a diversas bodegas de San Juan y otras provincias. Los suelos calcáreos repletos de piedras pedernales negras, las noches frías y los días soleados hacen de este lugar el hogar perfecto para el Malbec, una de las variedades más emblemáticas de Argentina. Las uvas son acariciadas por las aguas cristalinas del Río del Agua, canalizadas e inyectadas a través de mangueras sin el uso de electricidad.
La relación de Elefante Wines con los propietarios de Estancia El Durazno es profunda y basada en la confianza. Inicialmente, los propietarios se mostraron reacios a venderles uvas, pero un evento inusual en la vendimia de 2015 cambió las cosas. Debido a las fuertes lluvias en Pedernal, las uvas estaban en una condición precaria, y las grandes bodegas rechazaron su compra. En ese momento, Felipe convenció a los propietarios de El Durazno de venderles 1000 kg de uvas, prometiendo un vino excepcional. Así nació El Elefante (in the room) Malbec 2015, el primer vino de una bodega pequeña que proviene de la finca El Durazno.
A lo largo del tiempo, la relación creció y se profundizó. Elefante Wines comenzó a proporcionar a los propietarios información detallada y honesta sobre la calidad de sus uvas, lo que les permitió comprender mejor su viñedo. Este compromiso llevó a un mayor entendimiento y colaboración, y la bodega pudo explorar diferentes variedades y microclimas en la finca. El resultado fue la creación de vinos únicos que capturan en cada botella la esencia de El Durazno y el Valle de Pedernal.
“Nosotros fuimos dándoles devoluciones reales sobre lo que tenían y fuimos haciendo, con el curso de los años, una caracterizacion de la finca, ellos tienen al menos siete Malbecs distintos, con diferentes orientaciones, suelos y microclimas, nosotros hemos ido elaborado cada uno de ellos y siendo siempre honestos y trazables con lo que daba cada una. Después empezamos a profundizar sobre las blancas, y fuimos logrando cambios en cultura de la finca como adelantar la fecha de cosecha del Sauvignon Blanc unos 20 días”, relata el agrónomo de Elefante Wines.
Durante la pandemia, Felipe se convirtió en el responsable de la finca durante seis meses, debido a que los ingenieros de El Durazno son de Mendoza y no podía asistir debido a las restricciones. En esa experiencia, descubrió un sector de Malbec que brota 30 días antes que el resto y en el 2020 fue lo primero que se cosechó. Así nació Elephant Gun, una explosión de aroma y sabor.
Hoy, Felipe Azcona se convirtió en una mirada indispensable para Estancia El Durazno, el terruño ideal en el Valle de Pedernal que soñó desde el comienzo de Elefante Wines, “tenemos un acuerdo para llevar adelante las parcelas y las labores que se hacen. Estoy mucho en la finca, sobre todo en la vendimia. Además nos hacemos cargo de todo el transporte de la uva, voy personalmente con un carro y traigo toda la uva para tenerla rápido en la bodega”.
El desafío de crecer y un nuevo hogar para Elefante Wines
A medida que Elefante Wines crecía, el garage se volvía cada vez más pequeño para albergar a su creciente familia de tanques y barricas. Fue entonces cuando tomaron la audaz decisión de adquirir una bodega histórica en Santa Lucía, una localidad estratégicamente ubicada a una hora y media del Valle de Pedernal.
El edificio histórico, en proceso de restauración, conserva las huellas del pasado, como piletas de cemento que se convertirán en salas de barricas y áreas de infraestructura. La bodega, inactiva desde hace casi tres décadas, está destinada a convertirse en un nuevo capítulo en la historia de Elefante Wines.
Entre sus planes está previsto desarrollar una cava especial en las antiguas piletas subterráneas de la bodega. Será un tributo al pasado vinícola de San Juan en una época en la que la región producía alrededor de 90 litros de vino per cápita.
El enfoque de Elefante Wines es modernizar sin romper, mantener las huellas del pasado como cicatrices de orgullo y producir vinos de Autor con autenticidad.
La Manada de Elefante Wines
Actualmente, Elefante Wines han ampliado su producción a 15,000 botellas al año. Su porfolio consta de 12 etiquetas, cada una con su propia personalidad y expresión:
Elefante Blanco
Son dos varietales blancos, Chardonnay y Sauvignon Blanc, en sus 2 versiones: filtrados y sin filtrar. Su nombre busca reflejar el importante esfuerzo que representa para una bodega chica hacer vino blanco de calidad, como un elefante albino hindú, que es símbolo de poder real y prestigio, pero no puede trabajar y que cuesta mucho mantenerlo.
Elephant Gun
Integrada por dos tintos del año sin paso por barrica (un varietal Malbec y un blend de Malbec y Syrah), y un Rosado de Merlot. Vinos que, lejos de las armas, la expresión inglesa se usa para hablar de algo que es potente y explosivo.
El Elefante (in the room)
Integrada por un Malbec y un Cabernet Sauvignon Reserva. Su nombre alude al origen de la bodega, algo que es casi palpable, que todos ven, pero de lo que nadie se anima o quiere hablar.
Un Elefante en un Bazar
Un vino naranjo, 100% Chardonnay. Este vino es una declaración audaz, una expresión artística. Para hablar de este vino disruptivo eligieron la comparación de la situación inestable del elefante en un bazar, donde algo o todo se va a romper.
La uva para elaborar este naranjo se recolectó de forma manual buscando un punto de cosecha un poco más maduro que para un vino blanco. La planta tiene los racimos ligeramente asoleados, con la uva color dorada, vides sin tanto vigor ni tanta carga. Es un cuartel de 25 años, con un suelo lecho de río con mucho pedernal. Se despalilló el 100% de la uva y se envió con grano entero a un tanque de inoxidable donde comenzó a fermentar con levaduras nativas. Maceró durante 30 días en total. Prensado manual, sulfitado mínimo y embotellado sin filtrar a finales de mayo. El resultado es un vino seco, de marcada acidez y mucha textura en boca.
Memoria de Elefante
Tres vinos, cada uno con su propio capítulo: Capítulo I Pinot Noir, Capítulo II Syrah y Capítulo III Blend. Cada capítulo es un recuerdo, un eco del pasado en el presente. El nombre de estos vinos habla de una de las curiosidades del reino animal: Los elefantes tienen muy buena memoria pero muy mala vista, su memoria está ligada a su olfato. Pueden reconocer un lugar por cómo huele. En el humano, el olfato está ligado a la memoria emotiva. “Nos pareció una linda propuesta que el nombre refleje la idea de que no queremos algo memorable, sino algo que nos haga recordar”.
Memoria de Elefante – Capítulo I Pinot Noir: «El Pinot Noir es una variedad muy difícil cultivar y muy transparente con el lugar, entonces lo que nosotros decidimos fue abrazar el lugar con este vino”. Pedernal es curioso: tiene mucho sol y es muy frío a la vez, entonces se produce mucha acidez natural y, a veces, con acumulación de azúcar. Este Pinot Noir se trabaja para conservar la acidez y se lo cosecha temprano. Tiene menos de 13º de alcohol y se vinifica intentando mostrar esas dos caras: Pinot Noir y Pedernal.
Fue cosechado manualmente, se usó un 15% de racimo entero y el vino fermentó en un tanque sin tapa –open top- una fermentación corta, con poco uso de bomba y prensado para luego ser traspasado a barrica de tercer uso donde permaneció 7 meses. Se obtiene un vino muy original, un puente entre lo que brinda el Pinot Noir en Patagonia y en el norte. Se destaca por cierta calidez en los aromas pero fresco en boca, con mucha fruta, textura fina y acidez.
Memoria de Elefante – Capítulo II Syrah: “Con el Syrah fue al revés que con el Pinot Noir, que lo hicimos por el desafío, y no hacíamos Syrah por prejuicio, porque es una variedad que tuvo su época de gloria en San Juan pero parecía parte del pasado. Pero en el 2020 nos ofrecen 600 kilos de Syrah y lo llevamos… y cuando lo probamos a ciegas nos pasaron dos cosas muy interesantes: primero que lo identificamos (es decir estaba super varietal) y segundo que estaba riquísimo”.
Viñedo plantado en 2001, 1400msnm, ubicado sobre una ladera de sierra de Pedernal, suelo suelto con mucha piedra, calcáreo y algo de limo. Uva despalillada que maceró en frío y luego fermentó en tanque de acero inoxidable con trabajos de remontaje. Se conservó durante un año en tanque de acero inoxidable y se crío durante 12 meses en barrica de roble francés de usadas. Es un vino intenso, carnoso, ancho y con mucho carácter.
Memoria de Elefante – Capítulo III Blend: 50% Malbec, 35% Cabernet Sauvignon y 15% Syrah. Concebido bajo la mirada enológica de Burdeos donde prima el concepto de que “la combinación es más que la suma de las partes”. Cada uno de los componentes que integran este blend fueron pensados desde el viñedo para formar parte de este vino: dos barricas de Malbec de diferentes lugares a las que sumaron, post fermentación, un pequeño porcentaje de Syrah que andaba bien con Cabernet Sauvignon, “e hicimos un corte de eso”.
Es un vino que se diseña, que tiene una mirada más enológica y logrando buena nariz y gran potencial de guarda. Es de un estilo m´ças clásico que los otros dos Capítulos, con taninos muy presentes y buena acidez.
A través de mis ojos
Son dos Malbecs de parcelas únicas: Parcela Tinca y Parcela Quebrada de los Sombreros. Dos versiones de Malbec muy diferentes y del mismo viñedo. “Una parcela es un cuadro dentro de un cuadro, es encontrar algo especial dentro de un lugar que ya se cultiva. Para encontrar ese cuadro hay que poder ver la cosas con ojos de niño y dejarse sorprender”, explica Felipe Azcona.
Su nombre está inspirado en la frase de Frida Kahlo: “Me gustaría darte la capacidad de verte a ti mismo a través de mis ojos. Solo entonces te darías cuenta de lo especial que eres para mí” y que representa esa mirada diferente que desde Elefante Wines pretenden darle con estos dos vinos de parcela a este lugar tan especial .
A través de mis ojos – Parcela Tinca: este vino proviene de una parcela que brota antes, con sectores que otoñan antes. En el 2021 se cosechó un bin de esta uva en el momento en que en la finca se estaban cosechando las uvas blancas. “Fue una intuición certera”, afirma Felipe. Es una sola barrica, 300 botellas. Un vino con mucha expresividad, bien genuina del Valle, de aromáticas y en boca tiene la expresión del suelo. En las cajas donde venía la uva se leía “Tin” y así bautizaron al tanque, y como es de suelo calcáreo, al vino le quedó “Tinca”… “y nos gustó por la expresión “Me Tinca” (me suena)”.
El origen es un cuartel a 1.450 metros plantado en 2010 con pie franco, con orientación norte, suelo calcáreo y pedregoso extremo, rodeado de vegetación nativa. Estas condiciones hacen que sea el primero en brotar en la finca. “En 2020, observamos que dentro de ese cuartel había ríos subterráneos donde el suelo era más extremo y la planta otoñaba antes”.
La vininificación es sencilla: despalillado y 10% de racimo entero, con pisoneo y balde, sin remontaje y prensado manual. Crianza en barrica de tercer uso durante 12 meses, y luego estibado en una pileta subterránea durante un año. El resultado es un vino expresivo, floral, con una textura fina y final herbáceo.
A través de mis ojos – Parcela Quebrada de los sombreros: es una parcela sombreada, entre dos cortinas: una de álamos y otra de pinos, con una orientación que recibe menos sol. Es un viñedo de 25 años. “El suelo de esa parcela no lo termino de entender… pero acá lo especial es la planta: la hoja es gruesa con mucha clorofila, el largo del brote es perfecto y, sin embargo, da poca uva, gruesa, y buena acidez”, relata Felipe. Es un perfil de vino muy distinto al Tinca, con potencia, intensidad, concentración, con una fruta negra muy diferente y volumen de boca.
Es un cuartel a 1.350 metros plantado en 1998 con orientación sureste, con dos grandes cortinas forestales al este y oeste. El suelo contiene arcilla naranja, pedernales, piedras medias y algo de calcáreo, un suelo difícil pero equilibrado. En 2019 observamos que las hojas de ese cuartel eran más gruesas, con más clorofila, la acidez era más alta y la maduración más lenta. Además, dentro de la población de Malbec encontramos algunas plantas de Semillón que se cosecha y vinifican juntos.
Como en el resto de los vinos de Elefante Wines, en éste la vinificación también es sencilla. 100% despalillada con pisoneo y remontajes diarios y una maceración post fermentativa de 10 días. Criado en tres barricas de tercer uso durante 12 meses y luego estibado en una pileta subterránea durante un año y medio.
La historia de Elefante Wines es un testimonio del poder de la pasión y la dedicación. Juliana y Felipe han transformado su sueño en una realidad vibrante, desafiando el status quo y aportándole magia y fantasía al mundo del vino argentino. Como Saint-Exupéry en «El Principito», nos invitan a redescubrir el placer de disfrutar de vinos simples y honestos, y encontrar en ellos la esencia de ese lugar mágico que es el Valle de Pedernal.