Vamos las bandas,
Rajen del cielo,
Vamos las bandas.
Desde sus orígenes, el ser humano eligió moverse en manadas y reunirse alrededor del fuego para sobrevivir. Nuestros antepasados prehistóricos entendieron que vivir en comunidades era mucho más ventajoso a la hora de cazar y enfrentar los peligros de un mundo plagado de animales mucho más grandes y poderosos que ellos.
Ese espíritu de comunidad fue acompañándonos en cada etapa de nuestra evolución hasta estos días. Hoy, las actuales cofradías no sólo se alimentan de contactos personales, sino también de las amistades virtuales. Más allá de esto, nada reemplaza a la cercanía que genera reunirse alrededor de una mesa para compartir una buena comida y unos ricos vinos. Y si hay fuego, mucho mejor.
El vino es un generador de amistades. Los vínculos que nacen a partir de un vino compartido perduran en el tiempo y trascienden hacia otros ámbitos más allá del vino. Ese afán por compartir una pasión nos congrega y nos invita a embanderarnos bajo alguna denominación que nos identifique. Así es como nacen las bandas del vino. Grupos de personas que, gracias al vino, comparten una amistad alimentada a fuerza de encuentros vínicos (y muchos asados).

AWB, AWT, G12, Corchenses, la Banda del Costillar, la Logia del Vino, Soldados del Merlot y muchas otras son ejemplos de bandas que nacieron en algunos casos virtualmente gracias a las redes sociales y en otros vaya a saber cómo, pero que entre todas hay un factor común: la pasión por el vino.
Y así como en su momento hablamos de los Cueveros, también nos vamos a meter con cada una de ellas. Esta es la introducción a una serie de entregas en las que todas estas bandas del vino nos abrirán sus puertas para contarnos cómo nacieron, cómo son sus juntadas, cuáles son sus costumbres, qué es el vino para ellos y, por supuesto, nos van a recomendar sus vinos favoritos.
El vino es pasión que une manadas. Vení, acercate al fuego. Acercate al vino.