A la sombra del Chañar Punco 1

A la sombra del Chañar Punco

Un nuevo día llegó y con él la posibilidad de tomar la ruta rumbo a un nuevo destino. El sol cafayateño comienza a bajar lentamente desde la cima de los cerros hasta llegar al valle fértil que rodea el Río Calchaquí. Esta vez la ruta 40 nos lleva 80 kilómetros al sur de Cafayate, hacia los confines del Valle Calchaquí, allí donde el río Santa María pega la vuelta para volverse irracional.

Ruta 40 rumbo a Chañar Punco

¿Sabías que el Santa María es el único río que viaja de sur a norte? Desde su nacimiento en la cumbre del Cerro Cucha a 5500 msnm desciende de norte a sur hasta llegar al extremo austral de las Sierras de Quilmes. Allí, de manera imprevista y sin razón alguna, gira abruptamente de sur a norte cortando al medio el Valle. Finalmente, Cerca de Cafayate se encuentra con su hermano el Calchaquí para formar un único cauce llamado Río de Las Conchas y continuar su viaje por la Quebrada del mismo nombre.

Destino: Chañar Punco

Claudio Maza

Bien temprano en la mañana y con medialunas bajo el brazo pasó a buscarnos Claudio Maza, enólogo de El Esteco y el encargado de llevarnos a nuestro destino: La bodega Chañar Punco y sus viñedos de altura.

Chañar Punco, que en lengua diaguita significa Puerta de los Chañares (árbol típico de la zona), es la bodega que El Esteco (Grupo Peñaflor) tiene en las afueras de la comuna homónima ubicada en el extremo norte de la provincia de Catamarca.

A 2.000 msnm y recostada sobre la ladera de las Sierras de Quilmes, la bodega corona una finca de 720 hectáreas de las cuales 260 están actualmente productivas. Sus primeros viñedos datan de 1997 y las variedades que actualmente se producen son: 55% Cabernet Sauvignon, 25% Malbec y el resto se reparte entre Merlot, Syrah, Tannat, Pinot Noir, Torrontés, Sauvignon Blanc y Chardonnay.

Chañar Punco en la bruma de la mañana.

Viñedos, bodega y… ruinas

Los viñedos fueron plantados sobre cinco conos aluvionales de origen glaciar. Esto les permite contar con una gran variedad de suelos pobres, rocosos y calcáreos para explorar diferentes formas de cultivo, puntos de cosecha, selección de varietales, etc.

Otra particularidad del lugar es que, entre los viñedos y las sierras, existe un sitio con ruinas de una gran comunidad indígena que habitó esas tierras en épocas precolombinas. Innumerables restos arqueológicos fueron rescatados gracias a un programa de protección del patrimonio cultural encarado conjuntamente por El Esteco y la Universidad Nacional de La Plata. La existencia de estas ruinas con antiguos corrales demuestran la presencia de animales en la zona. Esto generó durante cientos de años un extraordinario abono natural para esas tierras.

Chañar Punco

Al llegar a Chañar Punco esperábamos encontrarnos con «una bodeguita». Muy por el contrario, teníamos frente a nuestros ojos una moderna estructura con capacidad de procesar 5.5 millones de litros. La tecnología utilizada para la elaboración es en gran parte tanques de acero inoxidable y luego barricas y huevos de concreto.

Allí nacen vinos como El Esteco Blanc de Noir. Un rosado de Pinot Noir que en la cosecha 2018 fue elegido como Rosado del Año por el crítico inglés Tim Atkin.

Otro hijo pródigo de la bodega es su vino ícono, El Esteco Chañar Punco. Un blend de Malbec y Cabernet Sauvignon salvaje y elegante, especiado, con frutas maduras y muy buena estructura que representa mejor que ninguno la expresión de este maravilloso terroir.

Los vinos

Claudio preparó una degustación de tanques, barricas y huevos para mostrarnos el potencial del lugar y como anticipo de lo que será la cosecha 2019:

Degustación en Chañar Punco
  • Un Tannat que me sorprendió por su equilibrio entre potencia y frescura.
  • Tres Cabernet Sauvignon provenientes de diferentes cuarteles con diferentes perfiles aromáticos que van desde lo piracínico y herbáceo hasta las especias.
  • Tres versiones del cuartel 63 de Malbec. Uno con y otro sin escobajos (ambos de tanque) y otro sin escobajos pero elaborado en huevo de cemento. Los de tanque me recordaron a la expresión que logra el malbec en Altamira, con sus taninos finamente rugosos «de tiza». En cambio el del huevo, tenía un perfil más «Gualtallary», con sus notas herbáceas y su impronta salvaje. Habrá que hacerle un seguimiento a ese cuartel para ver en qué etiqueta saldrá a la venta.
  • Dos cuarteles diferentes de Merlot que seguramente irán a El Esteco Fincas Notables.
  • Un Syrah expresivo e intenso proveniente de diferentes cuarteles.
  • Un Sauvignon Blanc bien de altura, arvejoso y fresco.
  • Dos versiones, una más madura y la otra más fresca, del Pinot Noir que luego se convertirá en el Blanc de Noir 2019. Se perfila como una evolución de la ya maravillosa añada anterior.
  • Finalmente, un increíble Chardonnay proveniente del cuartel 32B. Cítrico, filoso y con una muy buena acidez, que si bien aún no vio la luz, seguramente estará entre los mejores del país.

La llegada del mediodía y el largo trajinar ya se sentía en nuestros estómagos: era la hora de partir y buscar un lugar donde almorzar. Pero Claudio nos tenía preparada una última sorpresa: en Cafayate nos esperaba Alejandro Pepa con un almuerzo y degustación. Pero esa, ya es otra historia.

Continuará…

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