gran enemigo single vineyard el cepillo cabernet franc 2014

Gran Enemigo Single Vineyard El Cepillo Cabernet Franc

¿Cuál es el límite del vino argentino? se pregunta Dios Toma Malbec mientras intenta explicar las emociones que le genera el Gran Enemigo Single Vineyard El Cepillo Cabernet Franc.


¿Oro en polvo o un polvo de oro? Qué difícil nos hace la vida Alejandro Vigil con sus Gran Enemigo. Le llueven los puntos y galardones, las críticas positivas y la admiración internacional y en medio de todo eso, nosotros, los simples consumidores entramos en un huracán de información que no entendemos ni procesamos. Que los puntos, que los “influencers», que los blogs, que los que escriben u opinan por conveniencia. Y yo (o nosotros) pagando los vinos y simplemente debatiendo si el Gran Enemigo Gualtallary 2013 con 100 puntos nos gusta más o menos que el 2014 (yo al 2014 le pongo 101 puntos).

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De pronto, él (Midas copiándose del Ale), saca un Gran Enemigo de El Cepillo y se te cae la estantería porque ya los puntos te quedan cortos y los adjetivos pierden sentido. Casi como un polvo de oro donde lo único que importa es lo que sentís. Como con la/el que te gusta.

¿Cuál es el límite del vino? ¿Cuál es el límite del vino Argentino? ¿Donde está el techo cuando el mundo se rindió ante el Malbec nacional y ahora nos debatimos con los Cabernet Franc que no existen en el mundo, tenemos Syrah que hacen historia o Merlot que contradicen a los detractores y los Pinot Noir que ya están marcando un futuro de gloria?

Qué maravilla es nuestro vino que a pesar de la realidad, la pandemia y nosotros mismos sigue siendo un tsunami de placeres, un peón empujando la carreta de la economía y la rama agraria que más mano de obra da en nuestro país.

Lo único qué hay que tener en claro en esta vida es que hay que ser feliz sin importar nada siempre y cuando no se joda a terceros, con la copa de vino en mano (etiqueta según ingresos y al gusto del consumidor) y disfrutando; porque perdonaré a fríos y calientes, pero a los tibios (y los vinos con acidez extrema) los vomitaré de mi boca. Porque Dios toma Malbec y toda cepa que nuestro terruño o San Vigil pongan en su copa.

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