Adrianna Vineyard me recuerda aquella escena final de Forrest Gump, cuando Forrest y su hijo esperan en la puerta de su casa el autobús amarillo que lo llevará a su primer día de clases. Al subir al autobús, una pequeña pluma blanca cae del libro de estudio del pequeño Forrest y el viento comienza a jugar con ella, llevándola hasta el cielo como quien remonta un barrilete. Una pluma pequeña, liviana y frágil puede simbolizar un sueño, un anhelo muy fuerte de alcanzar una meta o llegar a algún lugar.
El sueño de Nicolás
Nicolás Catena tenía un sueño: lograr con su bodega Catena Zapata y en su Mendoza natal un vino inolvidable, que trascendiera las fronteras y tuviera reconocimiento mundial. El sueño del Grand Cru argentino comenzó a gestarse cuando en mayo de 1976, los vinos californianos vencieron por primera vez en una cata a ciegas a los vinos franceses. Aquel recordado Juicio de París inspiró por primera vez a un joven Nicolás. ¿Y si podíamos lograr lo mismo con los vinos argentinos…?
Mucho tiempo después, en uno de sus habituales viajes a Francia junto a su hija Laura, Nicolás Catena le comentó a sus amigos productores franceses esta idea de lograr un Grand Cru en Argentina. La respuesta lo sorprendió: ellos opinaban que era algo imposible de lograr, porque «en Argentina no hay terroir, allí ustedes irrigan y eso es porque no tienen raíces profundas«. Eso, más que amedrentar a los Catena, les dio el envión necesario para intentarlo.
Teníamos una obsesión y era la de hacer un vino inolvidable que tuviera un gran potencial de guarda. Porque para nosotros, un vino que no puede añejar no puede ser un Grand Cru o un Grand Vin, como lo llaman los franceses.
Laura Catena
Para lograrlo, tenían que irse hacia el frío y plantar bien alto, en la extrema altura del Valle de Uco. Fue así que emprendieron la búsqueda del lugar ideal y ayudados por la suerte (como le gusta decir a Nicolás) dieron con una tierra inculta, a casi 1500 msnm, en Gualtallary. Un lugar donde nadie había plantado aún. Y a pesar de las recomendaciones de sus viticultores que le decían que en ese lugar tan inhóspito no podía madurar nada, Nicolás Catena decidió plantar ese viñedo al que llamó Adrianna. Corría el año 1992, el inicio de una gran historia.
Adrianna Vineyard

No voy a explayarme mucho hablando sobre el viñedo Adrianna porque pronto publicaré una nota dedicada exclusivamente a este maravilloso lugar. Solamente voy a contarles que los primeros años fueron dedicados a plantar y trabajar el joven viñedo que ya prometía resultados excepcionales. Más adelante, con la llegada de Alejandro Vigil, comenzaron a estudiar los suelos y de una calicata por hectárea pasaron a 70.
Caminábamos el viñedo con Vigil probando las uvas y veíamos que su sabor cambiaba muchísimo de parcela a parcela, tal como ocurre en la Borgoña. Y que al trabajar las parcelas separadamente podíamos producir vinos que no sólo fueran únicos e inolvidadables, sino que además tuvieran gran potencial de guarda. Estábamos en camino de lograr nuestro Grand Cru.
Laura Catena.
Los vinos
Los Adrianna Vineyard son dos Chardonnay (White Stones y White Bones) y tres Malbec (Fortuna Terrae, Mundus Bacilus Terrae y River Stones) todos ellos provenientes de las mejores parcelas del viñedo Adrianna. La primera cosecha comercial fue la 2009, que vio a la luz en 2015. En esta ocasión, tuve la suerte de probar los Malbec 2016 y los Chardonnay 2017.
La cosecha 2016 fue la más fresca y escasa de los últimos años. La misma estuvo marcada por la cantidad de lluvias que se dieron en la alta montaña. Fue un gran año para los tintos frescos y elegantes.
En cuanto a la cosecha 2017, si bien fue más seca, fue igualmente fría producto de las nevadas invernales y las heladas primaverales. El verano seco y moderado permitió una cosecha temprana, redundando en blancos de gran acidez.
En el caso de los Chardonnay las plantas provienen de un mismo clon, están plantados en el mismo viñedo y cuartel y se cosechan, elaboran y guardan de la misma manera. La única diferencia son 100 metros entre la parcela de uno y la del otro.
Con los Malbec ocurre algo similar: todos provienen de un mismo clon de la Selección Lunlunta Cuartel 18, originarios del viñedo Angélica. Si bien al momento de la elaboración hay sutiles diferencias entre uno y otro, al igual que en los Chardonnay la principal diferencia está en las características del suelo.
Adrianna Vineyard White Stones 2017

Recién estamos comenzando un trabajo que continuará por 100, 200 años.
Alejandro Vigil, Director de Catena Zapata.

White Stones (Piedras blancas) refiere al tipo de suelo de esta pequeña parcela de 2,5 hectáreas ubicada en la parte oeste del viñedo. De origen aluvional y asentado sobre el antiguo lecho de un río, el suelo de esta parcela es básicamente piedras blancas redondeadas recubiertas de grava. Es un suelo extremadamente bajo en nutrientes.
Se cosechó en dos pasadas a mediados de febrero con una diferencia de 5 días entre una y otra, buscando en esos distintos puntos de madurez diferentes grados de alcohol, acidez, etc. El prensado fue con racimo entero, luego pasó a un tanque para su desborre y de ahí fue a barricas de roble francés de 225 lts de segundo y tercer uso para realizar la fermentación con levaduras nativas. Finalizada la fermentación se realizó un único movimiento de borras (battonage) para luego continuar con una crianza de 16 meses en barricas de roble.
Es un vino complejo, multicapas, predominando las notas cítricas y de manzana verde en nariz. En boca tiene una fuerte impronta mineral, con un buen volumen, marcada acidez y largo final.
Puntajes: Tanzer (96), Atkin (97), Sucking (98).
Adrianna Vineyard White Bones 2017

Ya no es un sueño utópico que podemos competir de igual a igual con los mejores vinos del mundo. Es una realidad.
Fernando Buscena, Director del Catena Institute of Wine.

El nombre de White Bones (huesos blancos) hace referencia a que el suelo de esta parcela contiene calcáreo proveniente de restos fósiles de animales asentados sobre el lecho de un antiguo río.
Es una parcela de 2,2 hectáreas con suelo de origen aluvional y eólico bajo en nutrientes.
Al igual que en el White Stones, la cosecha también se realiza en dos momentos diferentes a fines de febrero.
Para su elaboración se sigue el mismo método de prensado, desborre, fermentación y crianza que en el White Stones, con la particularidad de que al momento de la guarda siempre se deja una barrica con velo en flor que luego será utilizada para aportarle complejidad.
Es un poco más «gordito» que su hermano de línea, sin por eso ser voluptuoso. Se destaca su complejidad aromática y su paso redondo por boca probablemente aportada por la crianza con velo. Tiene una acidez hermosa que le aporta frescura y un final que nos regala notas herbáceas en el retrogusto.
Puntajes: Tanzer (96+), Atkin (98), Suckling (99).
Adrianna Vineyard Fortuna Terrae 2016

Adrianna es un lugarcito muy especial. Saber que ese lugarcito ha producido un vino con una puntuación perfecta no es sólo un logro para la familia Catena. Es un logro para toda la vitivinicultura argentina.
Roy Urvieta, enólogo.

Fortuna Terrae, que en latín significa «suerte de la tierra», simboliza la fortuna que tienen las vides de esta parcela de Adrianna, ya que debido a sus suelos profundos están rodeadas de pastos nativos que albergan insectos y atraen a los pájaros y zorros del lugar.
Esta parcela de 5 hectáreas está compuesta mayoritariamente por un suelo de origen aluvional profundo, arcilloso, con piedras blancas cubiertas por calcáreo.
La cosecha se realizó en dos pasadas: 28 de marzo y 16 de abril. Durante el prensado se utilizó un 20% de racimo entero, luego se realizó una prefermentación bien fría por tres días y finalmente una fermentación suave sin demasiado pisoneo (siempre con levaduras nativas) durante 16 días, una parte en bins y otra parte en roll-fermentors de roble francés de 500 litros. La crianza se realizó por 24 meses en barricas de roble francés.
Es el más «malbec» de la saga Adrianna Vineyard. Es floral y frutado con una buena acidez que en boca resulta amable y elegante. Al igual que sus hermanos, rompe con todas las estructuras y nos posiciona en el mapa mundial. Fue el primero en obtener 100 puntos otorgados por James Suckling en su cosecha 2012.
Puntajes: Tanzer (96), Atkin (95), Suckling (96), Parker (97).
Adrianna Vineyard Mundus Bacillus Terrae 2016

Es un orgullo ser parte de un equipo que desde hace muchos años viene trabajando en la búsqueda de la perfección y la mejor manera de expresar nuestros terroirs.
Ernesto «Nesti» Bajda, enólogo.

Es un Malbec que proviene de una pequeña parcela de 1,4 hectáreas, en un sector que tiene suelo calcáreo con mucha caliza y depósitos marinos.
El nombre se debe al descubrimiento de unas bacterias que ayudan a la vid a sobrevivir a este clima frío de montaña y significa «bacteria elegante de la tierra».
Se cosechó en una única pasada a mediados de abril. El prensado fue 100% con racimo entero y la fermentación se realizó en dos partes: el 75% fermentó en huevos de cemento y el 25% restante en roll-fermentor. El añejamiento fue de 18 meses en barricas de roble Francés.
Austero, seco y mineral, con taninos rugosos que le aportan una increíble textura y notas herbáceas que te dejan pensando.
Puntajes: Tanzer (96+), Atkin (96), Sucking (96) Parker (97).
Adrianna Vineyard River Stones 2016

Sentí el momento justo en el que el lugar se pone por encima de las personas. Logramos ser reconocidos a nivel mundial.
Alejandro Vigil, respecto de los 100 puntos Parker.

El Malbec de los 100 puntos Parker debe su nombre al lugar donde está ubicada la parcela de 2,6 hectáreas de donde proviene: el lecho de un antiguo río que hoy es un sinfín de piedras blancas redondeadas cubiertas de calcáreo. Este suelo predregoso de origen aluvional aporta, actúa com un regulador de la temperatura ambiente, ya que durante el día las piedras van reteniendo el calor que ayudará a moderar el frío nocturno, y por la noche, esas mismas piedras van enfriándose para poder refrescar a la planta del intenso calor.
Para la cosecha se utilizaron tres momentos diferentes entre mediados de marzo y principios de abril con una ventana de 20 días entre la primera y la tercera. El prensado fue con 50% de racimo entero y a diferencia del resto se realizó una maceración semi-carbónica corta con mucho pisoneo todo en roll-fermentors de roble francés de 500 litros. Finalmente, tuvo una crianza de 20 meses en barricas de roble francés.
Podría decirse que es «el menos malbec de todos», ya que en él se interpreta de manera más notoria las características propias del viñedo. Es complejo y elegante, con aromas florales que a medida que transcurre el tiempo en la copa van dando paso a las hierbas aromáticas. En boca es sutil, delicado, con una textura fina, grafito y tiza, amor y deseo.
Puntajes: Tanzer (96), Atkin (96), Sucking (95), Parker (100).
Mensajeros
Los parcela de Adrianna Vineyard son la interpretación de un terruño único. La intención de Catena Zapata no es mostrar cómo se expresan el Malbec y el Chardonnay, sino que éstos sean simples mensajeros de lo que Adrianna tiene para contar.
No tenemos cientos de años de historia como Francia, pero la investigación y el trabajo intenso que hemos hecho de las selecciones basales de Malbec y de nuestros suelos son únicos en el mundo. Estos grandes vinos son el resultado de ese trabajo.
Laura Catena
Adrianna es un mensaje que vuela impulsado por vientos de Malbec y Chardonnay. Su techo es el cielo azul que acaricia las nevadas cumbres de la Cordillera. Adrianna es el sueño cumplido del Grand Cru argentino. SALÚ.
Tremenda nota, Ale. Completísima! Felicitaciones!!!
Gracias Gabo!